09 dic 2015
photo credit: Give me the blues back... via photopin (license)
Cómo experimentamos las cosas depende de lo que sabemos de ellas. Por ejemplo, si a un paciente le decimos que le estamos dando morfina, el medicamento es mucho más efectivo. Este es un ejemplo que ilustra la manera en que nuestras expectativas influyen sobre nuestra percepción de la realidad. Nuestros pensamientos determinan cómo nos enfrentamos al entorno. Además, hay que tener en cuenta que la emoción se alimenta de los pensamientos, es decir, cómo nos sentimos en un determinado momento depende en gran medida de qué estemos pensando. Tomar consciencia de nuestros pensamientos es una práctica sana para regular nuestras emociones. Un primer paso es a través de la visualización, mediante la cual podemos empezar a tomar el control de nuestra mente.
La visualización consiste en una práctica deliberada para intentar influir en cómo nos relacionamos con nuestro entorno, cambiando nuestros pensamientos. La idea es conseguir pensar nuestros pensamientos y que no sean nuestros pensamientos quienes nos piensen a nosotros.
Muchas investigaciones han confirmado que la visualización de una actividad puede suponer para el cerebro lo mismo que la práctica real de dicha actividad. Cuando yo me imagino haciendo algo, se activan los mismos circuitos neuronales que cuando lo hago realmente. Todos alguna vez nos hemos sorprendido imaginando algo que nos hizo sentirnos entusiasmados, tristes, angustiados o asustados. En ese momento, nuestro cerebro está experimentando lo mismo que si estuviese ocurriendo en realidad. Cuantos más detalles seamos capaces de visualizar más convenceremos a nuestro cerebro que lo que estamos imaginando es real. Imaginemos desde los colores que veremos, los sonidos que escucharemos, hasta los olores que percibiremos. Para llevar a cabo esta práctica es recomendable disponer de un sitio tranquilo. Aunque parezca increíble practicar este ejercicio (no una vez, sino cuantas más veces mejor) predispone y entrena a nuestro cerebro para aumentar las probabilidades de éxito al llevar a cabo la acción.
La visualización es una técnica útil a emplear al preguntarnos cómo plantearnos y conseguir un objetivo. Empleando la visualización seguiríamos los siguientes pasos:
Visualizar sirve de refuerzo positivo, teniendo el poder de activar la motivación para conseguir mis metas. OJO! Visualizar continuamente eventos negativos y anticipar resultados catastróficos sobre algo que queramos llevar a cabo tiene los mismos efectos que visualizarnos teniendo éxito: estamos predisponiendo y entrenando a nuestro cerebro a que nuestras acciones no tengan resultado.
Adriana Larrañaga Mendoza.
Psicóloga General Sanitaria de CALM Psicología
@psicolarra / psicolarra@gmail.com
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