Primero tú y después yo: La Dependencia Emocional

10 mar 2015

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La dependencia emocional es la necesidad extrema de afecto que una persona siente hacia otra, sobre todo, en las relaciones de pareja. La excesiva confianza hacia otra persona, la falta de confianza en uno mismo y la falta de autonomía, suelen ser factores que explican la aparición de este estado. La relación se caracteriza, en líneas generales, por un fuerte desequilibrio donde el dependiente se somete a los deseos y a la voluntad del otro, por creerse incapaz de vivir sin él, o por un intenso miedo a la soledad. La dependencia emocional es un problema serio que requiere atención y en muchos casos ayuda externa debido a que es difícil  de reconocer y cambiar.

 

Las características principales del dependiente emocional son: anteponer la pareja sobre cualquier otra cosa (incluso sí mismo), necesidad de acceso y contacto constante con la pareja, baja autoestima, necesidad de agradar, miedo a la soledad, deseo de exclusividad total, idealización del compañero (sobrevaloración general de sus cualidades), sumisión hacia la pareja, autoanulación (renuncia a ser cómo es), pánico ante el abandono o rechazo de la misma, y aparición de un síndrome de abstinencia si se produce la ruptura (depresión muy fuerte con pensamientos repetidos y angustiosos en torno a la relación perdida: recuerdos, planes para reanudar la pareja, remordimientos por supuestos errores cometidos, etc.).

 

Y, ¿qué se puede hacer? En primer lugar es fundamental reconocer la dependencia, identificarla como un problema y tomar cartas en el asunto. Algunas cuestiones que pueden resultar útiles serían:  

 

Recuperar la vida que se ha dejado por la pareja. Centrarse en la búsqueda del propio bienestar. Puede ser útil preguntarse: ¿Qué he perdido o a qué he renunciado por mantener esta relación? Podremos contestarnos con hobbies, amigos, actividades que pueden retomarse. Es importante en este punto también tomar consciencia del malestar emocional que se ha vivido durante la relación, no para regodearse ni machacarse, sino con el objetivo de utilizarlo como motivación o refuerzo para promover cambios.

 

Reforzar la autoestima. Ya sea mediante métodos de autoayuda o con la ayuda de un profesional, es fundamental recuperar la confianza en uno mismo y fortalecerla para no volver a caer en relaciones dependientes e insanas.

 

Aprender a estar solo. El miedo a la soledad es uno de los principales motores de la dependencia con lo cual hay que combatirlo. ¿Cómo? Desarrollando habilidades, cuidándose y dedicando tiempo a hobbies y actividades, empezando nuevas amistades o retomando viejas, entre otros. Cuando se sienta la necesidad de estar con alguien, es importante recordar que esto no es beneficioso. Esto no significa que haya que estar solo toda la vida, pero si darse un margen de tiempo (como si fuese un período de desintoxicación) hasta no necesitar, sino desear estar con una pareja. Parece que no, pero es distinto. 

 

 

Adriana Larrañaga Mendoza.

Psicóloga General Sanitaria de CALM Psicología.

@psicolarra psicolarra@gmail.com

 

 

 

 

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