27 ene 2015
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A lo largo de la vida, mucha gente (tanto que nos aprecia, como que no) nos va a criticar por nuestras acciones, pensamientos o sentimientos. A menudo, no sabemos cómo reaccionar ante estas situaciones, siendo lo más frecuente contestar de forma agresiva o pidiendo disculpas innecesariamente, socavando esto nuestra autoestima.
Para recibir una crítica de forma constructiva, lo primero que debemos controlar es nuestra reactividad emocional. Es importante no interrumpir al otro para que diga todo lo que tiene que decir y escuchar. Esto, le dará al otro la sensación de haberse podido desahogar y le ofrecerá una imagen positiva de la relación. A la hora de expresarnos, se recomienda resumir la información que se nos ha dado con la intención de comprobar si lo hemos entendido bien, y empatizar, para que el otro vea que le estamos entendiendo y que nos alegra su sinceridad.
La fase más importante es en la que valoramos si la crítica es aplicable a nosotros. Es importante que intentemos ser lo más objetivos posibles en torno a este tema.
Si consideramos apropiada la crítica pensaremos que, aunque no necesariamente en todo lo que se nos dice, existe una base de realidad. Debemos poder ser lo suficientemente humildes como para reconocer el error, comprometernos a rectificar y cerrar el tema con una frase cooperativa: “Me alegro que me hayas dicho esto porque…”. Si no consideremos apropiada la crítica expresaremos asertivamente nuestro punto de vista. Para ello, debemos agradecer el comentario, pero expresar que no estamos de acuerdo por las razones que sean. P.ej.: “Te agradezco que… porque me ayuda a comprender… siento que te enfadases pero yo no lo veo igual que tú, actué en base a mis convicciones”. El tono emocional que se genera en torno a esta forma de expresar lo que siento (aunque pueda verse algo artificial) es muy diferente al tono que se generaría ante una respuesta del tipo: ¡Y tú qué sabrás! Expreso toda mi frustración y mi rabia por sentirme criticado, pero lo único que hago es poner en riesgo la relación con el otro y no consigo ningún cambio.
En el caso en que, mostrar nuestro desacuerdo provoque que la persona se enfade generando más acusaciones, podríamos reconducir por objetivos, es decir: “Ya has visto que te he escuchado con atención… siento que no estés de acuerdo pero es la forma que tengo de ver la vida y así seguiré actuando en el futuro por coherencia personal. Por tanto, ¿Qué quieres que hagamos? ¿Quieres que sigamos siendo amigos, compañeros, pareja… o prefieres que como no pensamos lo mismo, ya no podamos serlo? Para mí eso no es un problema pero tú decides...”
Recibir críticas constructivamente no significa que siempre vayamos a dar la razón al otro sino que vamos a escuchar activamente, y luego expresaremos nuestra opinión constructivamente, todo ello intentando mantener la relación con la otra persona. El desarrollo de habilidades asertivas será una herramienta muy valiosa para conseguir este objetivo.
Adriana Larrañaga Mendoza.
Psicóloga General Sanitaria de CALM Psicología.
@psicolarra / psicolarra@gmail.com
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